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Un discurso que se repite constantemente en los medios, es que las mujeres no tenemos referentes y que precisamente esa falta de referentes femeninos lastra el empoderamiento de las jóvenes; algo que perjudica especialmente a las mujeres cuando se trata de profesiones tradicionalmente masculinizadas. En el mundo del Arte no creo que haya muchas diferencias… En el año 1985, cuando precisamente cursaba mis estudios de Bellas Artes en la UPV-EHU, se constituía en Nueva York, el colectivo Guerrilla Girls como un grupo anónimo de artistas de acción feminista, cuyas obras intentaban contrarrestar las tradiciones patriarcales y sus comportamientos en el ámbito cultural. Su discurso, analítico y crítico, reforzado mediante el uso de la ironía y el sentido del humor, sigue vigente; con más de treinta y cinco años de existencia, este colectivo cuya obra no solo se limitó a la cartelería, sino que sus acciones a lo largo de los años se han caracterizado por la transversalidad en sus medios y objetivos, incidiendo sobre el sexismo y la discriminación de las mujeres en el mundo de las artes visuales, del cine y de la cultura en general.
Haciendo un poco historia, en 1985 se inauguraba en el MoMA (Museum of Modern Art) de Nueva York la exposición «An international survey of painting and sculpture», que contaba con 169 artistas, de los cuales solo 13 eran mujeres y, escasa representación de creadores negros. De poco sirvió la concentración de activistas que se situó a la entrada del museo para denunciar estos alarmantes datos, por lo que un grupo de mujeres pertenecientes al mundo del arte, conscientes de que la revolución feminista de los 60 y 70 no había alcanzado todas sus metas y de que había que replantearse las herramientas del activismo feminista y antirracista, crearon Guerrilla Girls para tratar de cambiar esta situación. Otro dato interesante del colectivo, conocidas por utilizar máscaras de gorilas para ocultar su rostro, es que se identificaban con el nombre de mujeres artistas fallecidas como Frida Kahlo, Eva Hesse, Paula Modersohn-Becker, Käthe Kollwitz, Gertrude Stein o Georgia O’Keeffe, entre otras, omitiendo así su identidad real al mundo y reivindicando los logros de aquellas mujeres. Curioso ¿no? Frida Kahlo, referente en mi adolescencia, ocupando un lugar preeminente en el colectivo Guerrilla Girls.
En los años 80, no había ordenadores en las aulas, corrijo, los había sí, pero dentro de sus cajas y en el cuarto orcuro, dato que aporto con pleno conocimiento; bueno, la cuestión es que soy incapaz de recordar si en mi época de estudiante me hablaron del colectivo Guerrilla Girls, pero lo que sí puedo confirmar es que desde niña tuve referentes femeninos, y muchos, por lo que me entristece enormemente lo que se escribe en estos artículos en pleno siglo XXI. Como digo, tenía muchos referentes, en primer lugar, cerca, en mi familia, mi madre la primera, mis tías independientes que trabajaban, o mis tías montañeras que pertenecían a la hermandad de los centenarios (que consiste en ascender 100 montes en un mínimo de 5 años y un máximo de 10), mis tías que viajaban solas… No eran gestas, pero si algo inimaginable en una sociedad en la que imperaba el franquismo; los estudios superiores, para las que los obtenían, no eran más que un adorno a la espera del matrimonio. La identidad femenina y la masculina tenían que estar radicalmente diferenciadas, por lo que estaba mal visto que una mujer anduviera sola por la calle o incluso pagara la consumición en un café… Bonito panorama el que marcó marcialmente el rol de la mujer, para relegarla al hogar.
En segundo lugar, tenía muchos ejemplos de mujeres a las que admiraba, pero tampoco hacía el esfuerzo para buscarlas, estaban ahí, al menos para mi, mujeres escritoras, fotógrafas, artistas, diseñadoras del mundo de la moda, diseñadoras gráficas, cineastas, actrices maravillosas que representaban papeles de mujeres valientes, emprendedoras y con carácter, cantantes con vidas apasionantes y voces maravillosas, mujeres de otras décadas y coetáneas. En mis obras artísticas muestro mis propias contradicciones, tengo muy claro que las críticas de las Guerrilla Girls u otros colectivos feministas eran reales, pero también digo que yo veía a las mujeres porque las quería ver, no es que necesitara tener referentes como tal, sino que me fijaba en personas que me resultaban interesantes. A Frida Kahlo la aprecié desde el momento en que tuve conocinimiento de su obra, su vida y el personaje que fue. Su talento artístico, su pensamiento y su manera crítica del ver al mundo, me marcaron. Fue una mujer valiente, que no tuvo miedo de demostrar su verdadera cara ante el público y su legado no es solo sus creaciones artísticas, sino su postura ante la vida y sus valores encabezados por la pasión y la transparencia. Este ha sido un reencuentro feliz y un homenaje a una de mis artistas predilectas. Y una reflexión, los mensajes que transmitimos son importantes, no somos mejores que nadie, pero tampoco menos que cualquiera… No lo olvidemos.

Mi cuaderno de bitácora, blog, o diario al uso, como sabéis los que me seguís, me permite llevar un registro manuscrito de publicaciones relacionadas casi siempre con mi actividad artística. La organización, la mayoría de veces es cronológica, y otras con saltos en el tiempo, como es el caso sobre el que voy a escribir en esta entrada. Tras meses con el corazón encogido por motivos personales bastante tristes, vuelvo a retomar asuntos de los que me gusta hablar, concernientes al Arte, expresiones plásticas personales que muestran belleza y creatividad, solo con la finalidad de ser compartidas y contempladas.

Este espacio es mi refugio, y me agarro al Arte como apoyo, porque muchos estudios recalcan los múltiples beneficios de las prácticas artísticas, tales como el fortalecimiento de la autoestima y la autoconfianza, la reducción del estrés y la ansiedad, la potenciación de nuestra memoria y la mejora de la concentración.
Doy fe de ello, el Arte sana porque es donde se contempla nuestra alma. El arte tiene la importancia de sensibilizar nuestros sentidos y dar lugar a la experimentación, el conocimiento y la exploración de nosotros mismos. Yo necesito el Arte para la vida misma, como terapia para mi bienestar y para conseguir cierta armonía en medio del caos.
El pasado año 2022, además de estar preparando un proyecto artístico en curso, me presenté a varios concursos de escultura. Al X Certamen Nacional De Escultura De Pequeño Formato «San Bartolomé de la Torre», a la XI Bienal De Arte Riudebitlles 2022 y al certamen 16 Premio De Escultura Ciudad De Badajoz 2022.
Leer más »Allá por el mes de mayo de 2022, escribía en este blog una entrada titulada La vid y la Luna ¿recordáis? Os pedía vuestro «likes» o «me gusta» en mi perfil de Instagram, y en concreto en esta publicación. Pues bien, gracias a vuestra ayuda resulté ganadora del concurso convocado por Bodega Enate en el que se invitaba a artistas a exponer sus propuestas a través de una fotografía en Instagram bajo el hashtag #mietiquetaENATE22.
El premio consistía en recibir 6 botellas de vino ENATE etiquetadas con una de mis obras. Además, de entre lxs tres ganadorxs, la artista que obtuviese más «likes» con su diseño, recibiría una invitación para visitar y comer en ENATE para dos personas, incluyendo una noche de alojamiento en un hotel del entorno de la bodega. ¡Me hizo mucha ilusión recibir el correo en el que me comunicaban que había sido ganadora! Os doy las gracias a todxs por la enorme alegría que ha supuesto ver mis etiquetas impresas en este excelente vino de Somontano, un vino con denominación de origen protegida, producido en la provincia de Huesca. El nombre «Somontano» significa «montaña del sur» y este tipo de vino se produce en esta región desde hace siglos.
Leer más »El año pasado asistí a la exposición que recogía los resultados de los talleres «La Enredadera I. Materialidades cerámicas contemporáneas» (organizados por Raquel Asensi), en el Patio de Cristal de BilbaoArte. De la mano de varias artistas cuyo principal medio de expresión es el barro (o uno de los más importantes de su trabajo creativo), se impartieron charlas y talleres a los que si bien no pude acudir, sí a su resultado final, una exhibición que por cierto me maravilló y quedó registrada en numerosas fotos. Esta actividad se situaba dentro de «BAGI! Bilbao Arte Gela Irekia», un programa de formación, reflexión, acción y crítica del arte contemporáneo de y en Euskadi promovido por el Ayuntamiento de Bilbao, en el marco del Plan Extraordinario Bilbao Aurrera 2021.
La presencia actual de la cerámica en los procesos artísticos está en auge y en el contexto local existen numerosas artistas que juegan, tientan, e investigan con este material de maneras diversas. Este año, del 13 al 22 de julio de 2022 BilbaoArte acogió los talleres y charlas «La Enredadera II. Materialidades cerámicas contemporáneas», organizados y coordinados de nuevo por la artista Raquel Asensi, dando continuación al proyecto propuesto el pasado año dentro de la programación BAGI! Esta loable iniciativa se ha vuelto a celebrar, seguramente por el éxito de la primera convocatoria y, personalmente le auguro continuidad para los próximos años y un brillante futuro de la mano de Raquel Asensi, la Fundación BilbaoArte y el apoyo del departamento de Cultura del Ayuntamiento de Bilbao.
Ni que decir tiene que envié rápidamente la ficha de inscripción a esta segunda edición, con la esperanza de tener la suerte de ser una de las participantes dado que la capacidad estaba limitada a un máximo de 12 personas. ¡Afortunadamente recibí la confirmación y he podido disfrutar y aprender muchísimo!
El programa de charlas, mesa redonda y talleres no podía ser más seductor; esta segunda edición de La Enredadera comenzó con la presentación del proyecto de mano de su coordinadora Raquel Asensi, posteriormente cada artista invitada/o habló sobre sus procesos vinculados a la cerámica, y terminó con una mesa redonda donde se abrió el debate al público. Además de las artistas, este año se contó con la participación especial de Blanka Gómez de Segura y Mabi Revuelta, que conversaron sobre sus procesos vinculados a la cerámica.
El ciclo de este año ha estado compuesto por una serie de talleres prácticos enlazados, impartidos por cuatro artistas, Javier Bravo de Rueda, Estela Miguel Bautista, Mara Ona y Guido di Marzio. Ha sido un placer formar parte de esta edición y aprender tanto en tan poco tiempo.
Javier Bravo de Rueda (Callao, Perú, 1989). Vive y trabaja entre Lima y Bilbao. Obtuvo el grado de Bellas Artes con mención en Pintura en la PUCP (Perú); complementó sus estudios en la Escola Massana (Barcelona) y con el Master en Cerámica de la UPV/EHU (Bilbao). Ha recibido el premio de Generación 2021 de la Casa Encendida y ha llevado a cabo residencias y becas como la de Goctalab, La Escocesa y BilbaoArte entre otras.
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