









Como está mandado, este año he recorrido el camino de Santiago; de ida, el camino francés y de vuelta, el camino del norte. Aunque tengo que hacer una pequeña aclaración, lo he recorrido con el corazón y por carretera, que no estoy yo para esos trotes.
Tenía cierta morriña porque a pesar de que tengo familia en Galicia, hacía años que no iba. Ha sido un reencuentro maravilloso, con aquellas tierras y con los míos. Ya lo decían mis queridos ”Siniestros”.
Miña terra galega
donde el cielo es siempre gris
miña terra galega
es duro estar lejos de ti
Aunque se equivocaban en lo del cielo gris…
El que sí ha peregrinado a Compostela ha sido Álvaro, en bicicleta. Santo Domingo de la Calzada, Burgos, Frómista, Calzadilla de la Cueza, León, Astorga, Ponferrada, O Cebreiro, Mercadoiro, Melide, pedaleando sin parar hasta alcanzar Santiago. Álvaro llegó a tiempo para sellar la Compostela el día de su cumpleaños, exactamente el domingo 25 de julio y como estoy tan orgullosa no he podido dejar de escribir esta entrada.
Orgullosa madre, así me gusta, se lo merece el chiquillo
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Ja, ja, a Álvaro también le ha gustado!!!
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Yo como tu, me gustaria hacerlo, pero esos trotes ya… pero me alegro mucho por Alvaro (come tanto como el mio?). El mio no ha hecho el camino y me va a arruinar, eso sin esfuerzo, imagino que el tuyo te habra arruinado ya, que juventud!
A Galicia la adoro, sus gentes, pero yo voy en coche.
Da recuerdos Aintzane a Joseba.
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