Hay espacios y espacios, y el de Mikel Larrinaga es uno de esos lugares que enamoran porque tienen historia. Situado en la calle Arechaga de Bilbao, en el barrio más antiguo de la ciudad, es ésta una calle con aroma liberal, dedicada al caballero Cándido de Arechaga, un joven bilbaíno constitucionalista, primera víctima de los carlistas amotinados en 1833 tras la muerte de Fernando VII.
¡Qué lugar más apropiado para albergar mi colección de platos! ‘Révolution, je t’aime’ con imágenes de la monarquía francesa del siglo XVIII, cuya historia os conté en un post anterior.
Pues bien en algún momento pasado de nuestra historia, familias de comerciantes y una pequeña burguesía se instalaron en esta zona. Se nota, a juzgar por la existencia de notables edificios construidos por destacados arquitectos.
El número seis de la calle Arechaga es uno de esos edificios de fachada estilosa, con su bello juego rítmico de miradores y balcones, ornamentación y materiales que emulaban la arquitectura del ensanche bilbaíno. Esos miradores que son un claro símbolo de la forma de vida burguesa: ver y que no te vean, dominio de la calle y participación discreta en su vida. Este edificio con solera alberga en sus bajos el Estudio de Arquitectura de Interiores y Decoración de Mikel Larrinaga.
Pues bien, como decía, éste es un local con alma, tanto por su ubicación, como por la reforma acometida por Mikel Larrinaga respetando los elementos constructivos originales. Asimismo, por las antigüedades y objetos decorativos que Mikel escoge con gran esmero, en sus viajes por mercados y brocantes de Francia.
Los trabajos de este interiorista bilbaíno delatan un profundo y polifacético interés estético. Mikel heredó el gusto por el arte y las antigüedades de su padre, el pintor y escultor Luis de Larrinaga. Se nota en cada detalle.
Mikel lleva desarrollando su actividad desde 1982, creando espacios domésticos, profesionales y comerciales. Una arquitectura de interior honesta, actual, adaptada a las necesidades del cliente y respetuosa con el pasado, una manera de hacer que comparto completamente. Mikel deja su impronta en cada uno de sus proyectos y este local es su carta de presentación más personal.
En cada rincón descubres antigüedades que Mikel ha seleccionado cuidadosamente, cada pieza tiene una historia… Quizás alguna vez se anime a recopilar todos esos relatos y anécdotas en un libro.
Mis platos no podían haber encontrado un espacio mejor para lucir en todo su esplendor. Aquí Mikel y yo posando alegremente para el fotógrafo, Álvaro P. Benavente.
A los que visitáis el blog, viváis en Bilbao o no, os animo a que deis una vuelta por la zona para ver “in situ” el escaparate de Mikel Larrinaga, Kika el pastor vasco, os estará esperando 😉 Además la calle Aretxaga, peatonal, cada vez esta más bonita y podréis disfrutar de un montón de planes. Propuestas hosteleras innovadoras con “sabores del mundo” conviven con tiendas de diseño de joyería, tiendas de ropa que se convierten en espacios artísticos, bares con encanto, en definitiva, locales con mucho arte. Desde luego es la calle de moda de la ciudad y por cierto, los platos quedan preciosos ¿verdad?
Fotografías: © Cortesía de Alvaro Pérez Benavente y © Luna.
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Super chulo ¡enhorabuena!
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¡Me encanta Luna! Tengo que dar una vueltita por Bilbao 😉
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Es verdad, Luna…¡Cómo lucen! Qué combinación de trabajos más acertada!!!!
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¡Me encanta Aintzane! La entrada, tus platos, el espacio, ¡todo!!! ❤️
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Your work is sexy and amazing! ❤
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